Un rayo de luz


“La cicatriz es el lugar por donde entra la luz”   Rumi.

Con certeza, el camino del duelo es un camino teñido de dolor. Es natural y es el precio a pagar por estar vinculado y amar. Y aunque ahora te parezca imposible, esta situación tan trágica que estás viviendo también lleva su parte de luz, en forma de evolución y aprendizaje. Por el camino del duelo por suicidio aprendemos a ser más compasivos, a sentir más amor y empatía, a reconocer lo verdaderamente importante de la vida… Este aprendizaje solo es posible si se elabora bien el duelo, por eso es importante aceptar las emociones, tomarse su tiempo, ser amable con uno mismo y pedir ayuda en caso de necesidad.

 Queremos compartir contigo algunos consejos para transitar de la mejor manera posible el complejo duelo por suicidio:

 

Tu forma de afrontar la pérdida es la mejor forma posible.

Como no existen dos pérdidas iguales, no existen dos formas iguales de afrontar la pérdida. Todo lo que sientes, lo que piensas y lo que haces es importante y tiene un sentido de utilidad para el manejo del dolor y sufrimiento. Lo haces lo mejor que sabes y lo mejor que puedes.

 

El dolor compartido es más llevadero.

Que la muerte haya sido por suicidio, como tabú que es aún en nuestros días, hace que muchos supervivientes no encuentren en su entorno social las condiciones para poder expresarse y obtener apoyo. Poder hablar de lo que ha pasado, de lo que estás viviendo, con personas que te escuchen es fundamental. Facilita la aceptación de lo que has vivido y estás viviendo, y permite obtener el soporte necesario en el arduo camino del duelo por suicidio.

 

Atiende a tu mundo interno.

El tomar consciencia de las emociones como el miedo, la rabia, la tristeza, la culpa, la vergüenza, entre otras, para vivirlas, explorarlas y responder a las mismas, es un camino necesario para la elaboración del duelo. En sí mismas no son ni buenas ni malas, son señales que te informan de lo que estás viviendo, de lo que necesitas y de lo que es necesario atender  en tu vida. Ninguna emoción por sí misma te aniquilará, y ganarás tolerancia y manejo sobre las mismas.

 

El tiempo para tu recuperación es relativo.

No existe un tiempo límite para tu recuperación, eres una persona única, y como tal necesitarás el tiempo que sea necesario para elaborar el dolor y todas las consecuencias provocadas por la pérdida por suicidio. El dolor psicológico necesita ser atendido y procesado poco a poco, y son de igual importancia los espacios de descanso y desconexión. En el camino del duelo, comparase con otras personas puede llevar a juzgarse a uno mismo con severidad, por lo que respeta tus ritmos vitales y  tus necesidades, lo importante es todo lo que acontece en el camino mismo.

 

Identifica objetivamente lo que sí hiciste por la persona que se suicidó.

La culpa es una de las particularidades en el duelo por suicidio. Es muy diferente ser culpable que sentirse culpable. Por eso es muy necesario hacer el ejercicio de identificar todo lo que hiciste por la persona fallecida. Por crudo que resulte, el hacer un análisis objetivo de todo lo realizado puede llevarte a tomar consciencia de la poca capacidad de influir en las acciones de otras personas. Seguramente es muy doloroso aceptarlo, y es que el suicidio de un ser querido hace evidente las propias limitaciones y frustraciones.

 

Recuerda a la persona fallecida en su totalidad.

Mirar a la persona que se quitó la vida, en la mayoría de los casos, supone acercarse al sufrimiento y la desesperanza hacia la vida. Nadie quiere morir, nadie sueña con quitarse la vida y si al vivir con dignidad, salud y una relaciones afectivas satisfactoria. La persona fallecida por suicidio, con seguridad vivió y compartió momentos de felicidad, alegría y plenitud. La vida no es solo reflejo de una cara de la moneda. Recordarla en sus momentos felices hace justicia a la totalidad de su vida, amplía su recuerdo y te acerca al perdón.

 

Compasión, perdón y amor.

El proceso del duelo lleva consigo dos caminos. Uno te conduce al aislamiento y al resentimiento, mientras que el otro lleva a la compasión, el perdón y al amor. Transitar este último implica adentrarse en el propio sufrimiento. Es posible que en este punto puedas empatizar con el ser querido muerto por suicidio, y a aceptar tal y como fue todo lo sucedido. También a aceptar que como superviviente eres una víctima de las circunstancias, que van mucho más allá de tus actos, creencias y sentimientos. Entender esto desde el dolor que causa la pérdida, hace que puedas desarrollar una mirada compasiva, que puedas perdonar y perdonarte, y sentir de nuevo amor.