Señales de alerta


La mayoría de las personas que piensan en el suicidio muestran signos de desamparo, llamadas de auxilio, que debemos aprender a identificar. Estar pendiente de nuestros seres queridos, conocerles y darse cuenta de sus cambios de estado de ánimo es muy importante. La conducta suicida es un proceso, una dinámica psíquica, que se puede detectar por algunos indicadores. La familia y los amigos son las primeras personas que pueden prevenir el suicidio. Para ello es fundamental conocer las señales de alerta.

Cuando varias de estas señales están presentes y se prolongan en el tiempo, hay que tomar muy en serio el riesgo de suicidio. Sobre todo si estas conductas representan un cambio importante y repentino con respecto a la manera habitual de comportarse.

Hay que tener especial cuidado si el estado de ánimo de la persona mejora súbitamente. Puede ser un cambio engañoso que significa que ha planificado su suicidio. Esa persona no está mejor sino que está más tranquila porque, según su manera de ver las cosas, ya tiene la solución para dejar de sufrir o hacer sufrir a los demás.

Podemos distinguir 4 grupos de síntomas y algunos factores de riesgo:

1- SEÑALES PSICOLÓGICAS Y EMOCIONALES

* Desánimo, falta de motivación, apatía, pesimismo.
* Estado depresivo.
* Cansancio, pérdida de energía.
* Sentimiento de desespero, tristeza profunda, lloros.
* Poco control emocional, emociones contradictorias.
* Ausencia de emociones.
* Ansiedad, angustia, miedo, fobias temporales.
* Inestabilidad, cambios bruscos de humor.
* Agresividad, rabia, irritabilidad.
* Discurso incoherente, confuso.
* Pérdida de interés y de placer por las actividades y pasatiempos habituales.
* Dificultades para concentrarse y tomar decisiones.
* Problemas de memoria.
* Baja autoestima, sentimiento de culpabilidad.
* Incapacidad de hacer proyectos, falta de expectativas, percepción fatalista.
* Pérdida del deseo sexual.

 

2- SEÑALES BIOLÓGICAS

* Trastornos alimentarios: pérdida de apetito o bulimia.
* Pérdida de peso y del tono muscular.
* Cansancio inusual.
* Alteración del sueño: insomnio o exceso de sueño.
* Dolencias físicas frecuentes (dolor de cabeza, de estómago…).

 

3- DISCURSO, MENSAJES DIRECTOS E INDIRECTOS

* “Quiero morir”, “Si me suicido, se acabaron los problemas”, “Estaría mejor muerto”
* “No vale la pena vivir”, “¿Para qué vivir?”, “Ya no me retiene nada aquí”
* “No os molestaré por mucho tiempo”, “Estaréis mejor sin mi”
* “No puedo más”, “Estoy cansado de luchar”
* “Ya no espero nada”, “Esto no se va a solucionar nunca”

* “Soy un estorbo”, “Decepciono a todo el mundo”,
* “Todo me sale mal”, “Soy un inútil”
* “Nada me importa”, “No me gusta esta vida”
* “Mi vida es un fracaso”, “La vida no tiene sentido”
* “Nadie me entiende”, “No le importo a nadie”, “Nadie me quiere”

 

4- COMPORTAMIENTO

* Hablar de la muerte y el más allá.
* Informarse sobre sobre el suicidio y los diferentes métodos.
* Aislamiento, alejamiento de familiares y amigos.
* Abandono de las actividades habituales.
* Descuido del aspecto y la higiene personal.
* Deterioro de los resultados académicos o profesionales.
* Absentismo, fugas.
* Consumo excesivo de alcohol, droga, medicamentos…
* Conductas peligrosas.
* Redactar un testamento o una carta de despedida.
* Poner orden en las pertenencias y arreglar papeles (seguro, correo, etc.).
* Donar objetos queridos o de valor.
* Hacer las paces con el entorno, despedirse.

 

FACTORES DE RIESGO:

Algunos grupos sociales por sus circunstancias de vida pueden ser más propensos a tener ideación suicida: adolescentes, hombres mayores solos, personas con enfermedades crónicas, colectivo LGBT, profesiones de alto estrés (policía, médico, agricultor…).

A nivel individual los factores de riesgo más significativos son: padecer algún trastorno mental (depresión, bipolaridad, etc.) y el consumo de alcohol y drogas.  A nivel familiar y del entorno, influye la falta de apoyo, haber sufrido acoso, bullying, maltrato físico o abuso sexual, tener antecedentes de suicidio en la familia, poder acceder fácilmente a armas y otros medios letales.

También debemos estar atentos a los eventos vitales estresantes, sobre todo las pérdidas importantes, como puede ser la muerte de un ser querido, una separación o perder el empleo.

Pero sin duda alguna el mayor factor de riesgo es un intento previo de suicidio. Cuando una persona ha intentado suicidarse, el riesgo de que lo vuelva a hacer en un plazo de un año es de 30% en adultos y hasta 50% en adolescentes.