El duelo por suicidio


Según la escala de NASH, la muerte por suicidio representa una de las pérdidas más difíciles de superar. Es una experiencia traumática que sumerge a la persona doliente en un sinsentido vital, a la vez que la lleva al aislamiento y la soledad mientras le golpea el peso de la culpa, la rabia, el miedo y la vergüenza. A todos estos sentimientos, se añade la obsesión por preguntas que no tendrán nunca respuesta.

Toda pérdida significativa en la vida lleva consigo sufrimiento y dolor, así como la puesta en escena  de todo tipo de afrontamientos destinados a su manejo. Pero la pérdida por suicidio tiene una serie de particularidades, íntimamente relacionadas unas con otras, que la hacen especial. Estas particularidades influyen en el tránsito y la elaboración del duelo y suponen importantes retos psicoafectivos.

El duelo por suicidio produce elevada aflicción y mayor riesgo de trauma. Se observan más estrategias de evitación del dolor, dificultad para aceptar la pérdida y una mayor variedad de respuestas emocionales y sentimientos (culpa, vergüenza, enfado, miedo, abandono…). Es un tipo de muerte que tiene un gran impacto en las dinámicas familiares, en los proyectos de vida, y que conlleva pérdidas añadidas.

En estas entradas del blog podrás saber más acerca de este duelo especial: